lunes, 23 de noviembre de 2009

Literatura de Humor en los siglos XIX y XX


La literatura de humor en los siglos XIX y XX [editar]

Destacan en el siglo XIX, Charles Dickens, Mark Twain, Ambrose Bierce y Óscar Wilde. En España, prosigue su labor humorística durante este siglo el longevo Manuel Casal, pero tiene algunos discípulos como Francisco Camborda. Bartolomé José Gallardo, Sebastián de Miñano y Bedoya y Félix Mejía cultivan el humor en la prensa a través de la sátira. Hay un amargo humor en la literatura romántica de Mariano José de Larra. A través de la prensa y la sátira política aparece la obra de Juan Martínez Villergas, las Fábulas de Juan Eugenio Hartzenbusch, las revistas de humor creadas por Wenceslao Ayguals de Izco y la obra poética, fundamentalmente de sátira política, de Miguel Agustín Príncipe. Armando Palacio Valdés elabora en La novela de un novelista una autobiografía humorística muy original. Innovador es el humor de Juan Pérez Zúñiga, y en el teatro destacaron las parodias teatrales de Salvador María Granés junto con una pléyade de autores desconocidos y aún mal estudiados que constituyen el llamado «teatro por horas» y el género chico del sainete y la zarzuela, entre los que destaca Vital Aza. En este último género, conviene reseñar el éxito europeo de una obra como La Gran Vía. Es importante el humor finamente irónico de la novela realista de Juan Valera, especialmente en Pepita Jiménez, que se halla presente también en su amenísimo Epistolario. También dentro del realismo hay que situar los artículos satíricos de Leopoldo Alas «Clarín» y otros autores integrantes del conocido como Bilis club.

El siglo XX es el siglo del humor gráfico y del humor cinematográfico; se desarrolla la viñeta de humor o chiste gráfico a través de los periódicos, empiezan a desplegarse las revistas de historietas, en las cuales destaca la Escuela Bruguera, y tiene lugar la gran época del cine mudo, con los cómicos Charles Chaplin, Buster Keaton y Harold Lloyd; posteriormente, la invención del cine sonoro dará lugar a las obras cómicas de los hermanos Marx, que abren el camino del humor hacia el surrealismo; de Woody Allen, que realiza una crítica de la intelectualidad norteamericana; de Monty Python, esencialmente irreverente, etc. Es también la época del humor inglés: Gilbert Keith Chesterton, Jerome K. Jerome, P. G. Wodehouse, Evelyn Waugh, Gerald Durrell,David Lodge, Tom Sharpe y Terry Pratchett son buenos ejemplos de esta clase. En Francia destacan especialmente Cecil Saint-Laurent y Pierre Daninos. En Italia, Giovanni Guareschi, autor de una divertida serie de novelas sobre un cura católico, don Camilo, y un alcalde comunista, Pepone, en un pueblo italiano durante la posguerra mundial, Dino Segre, más conocido como Pitigrilli y Darío Fo. En España destacan especialmente los hermanos Álvarez Quintero, Carlos Arniches, Pedro Muñoz Seca, creador de la fórmula teatral conocida como astracanada, Wenceslao Fernández Flórez, el más próximo entre los escritores españoles al estilo de Wodehouse y el gran genio del humor surrealista, Ramón Gómez de la Serna, creador de la greguería, que define como «humorismo + metáfora = greguería». Ya en la posguerra, desempeña un papel fundamental la revista española La Codorniz, que engendró toda una generación de humoristas que renovaron el teatro de humor Enrique Jardiel Poncela, Miguel Mihura, Álvaro de Laiglesia, Alfonso Paso. También es importante, aunque poco numerosa, la narrativa y artículo periodístico de humor: Ramón Ayerra, Tomás Salvador, Alfonso Ussía, Jaime Campmany y Ricardo Lampert. En Hispanoamérica, destacan especialmente en Argentina el grupo musical Les Luthiers, el escritor y poeta Conrado Nalé Roxlo, el escritor y humorista gráfico Roberto Fontanarrosa y el también humorista gráfico Joaquín Lavado, más conocido como Quino; se acercó ocasionalmente al humor también Julio Cortázar en obras como Historias de cronopios y de famas o en cuentos como No se culpe a nadie. En Perú cultiva un fino humor el narrador Alfredo Bryce Echenique.
categorias: Humor | Géneros literarios

jueves, 19 de noviembre de 2009

Coincidencias Increibles.....


El mundo de las coincidencias es tan amplio y rico que los ejemplos circundan por bibliotecas y también por la red. Además proponen un ejercicio mental para tratar de comprender el por qué, tratar de saber que significan, si es que algo significan, tratar de entender si estas coincidencias son simple casualidad o no.

Gustav Jung propuso que el fenómeno de sincronicidad se produce en torno a un significado. Un ejemplo claro es el pensamiento que una persona tiene y que se ve reflejada de una manera aparentemente ajena al sujeto, en la realidad externa. Como estar pensando en leche, y que se cruce una vaca.

Una tendencia de pensamiento que se está dando y que tiene relación con la sincronicidad, es la que postula la Ley de Atracción, plasmada en el libro y la película “El Secreto”, que propone la relación directa entre el deseo y la concreción del mismo.

Volviendo a las coincidencias, sin dudas el caso más significativo es el que comparten los dos presidentes norteamericanos Abraham Lincoln y John F. Kennedy. Para empezar, son los dos únicos presidentes de ese país que fueron asesinados durante su mandato.

Pero es que hay más… La lista de las coincidencias es impresionante:


- Ambos fueron elegidos para el congreso antes de llegar a la presidencia. Lincoln en el año 1846, Kennedy en 1946, con 100 años de diferencia.
- Lincoln fue asumió la presidencia en 1860. Kennedy en 1960. De nuevo,100 años.

- Ambos fueron asesinados un día viernes y los dos a por medio de disparos en la cabeza.

- Lincoln fue asesinado en un teatro que se llamaba Kennedy y Kennedy cayó cuando viajaba en un auto modelo Lincoln.

- El secretario de Lincoln se apellidaba Kennedy. El de Kennedy se apellidaba Lincoln.

- Las esposas de ambos presidentes estaban presentes en el asesinato de sus maridos.

- A los dos los sucedieron en el cargo sus vicepresidentes y ambos se apellidaban Johnson, eran sureños. Uno había nacido en 1808, el otro en 1908… Otro siglo de diferencia.

- Lee Harvey Oswald, el supuesto asesino de Kennedy, disparó desde un almacén y corrió a esconderse en un teatro. John Wilkes Booth, el asesino de Lincoln, disparó en un teatro y corrió a esconderse en un almacén. Ambos eran sureños. Uno nació en el año 1839, el otro en 1939. Ambos fueron asesinados antes de llegar a juicio.

Existen además otras coincidencias que se refieren a cantidad de letras de ellos, de sus asesinos y de sus sucesores. Y es probable que también existan coincidencias de otro tipo si uno está dispuesto a indagar sobre el tema. Tema que parece ser extenso. Que no termina. Y que propone adentrarse al mismo aún más.

El Enigma de las Coincidencias

¿Nunca deseamos algo y de repente aparece; o recordamos a alguien del que no sabíamos nada hace rato y lo encontramos en la calle; o queremos ver una película y justo la dan ese día en la televisión? ¿Arte de magia, hechizo divino? Llegado a un punto, todo está conectado, y cada cosa que sucede cobra un sentido particular. Todo puede dejar una huella perdurable.

La anécdota cuenta que corría octubre de 1973 cuando el actor Anthony Hopkins preparaba su papel para filmar The girl of Petrovska (novela de George Feifer). Hopkins intentó conseguir el texto original de la obra, pero le fue imposible. Pese a ello, dicen que una mañana tomó un subte y visualizó un libro que descansaba en un asiento vacío. Sorprendido, comprobó que se trataba de esa novela de George Feifer. No sólo eso: en los márgenes de las páginas, figuraban anotaciones en lápiz con las características de los personajes. ¿Quedó boquiabierto? Durante el rodaje, el protagonista de El Silencio de los inocentes le confesó la asombrosa experiencia a Feifer, quien le reveló: "Yo perdí ese ejemplar en la estación de subte".

¿Casualidad, suerte? Ni tan tan, ni muy muy… Al fenómeno se lo define como sincronicidad.

“La sincronicidad son aquellos eventos que aparecen como coincidencias o casualidades, y, sin embargo, tienen un trasfondo de significados para nuestra vida. Nos marcan un camino, algo nuevo; producen cambios y, generalmente, tienen como antecedente algo que pidió nuestra alma. Nos gustaría tal cosa… y sucede. A veces, son cosas trascendentales; otras, no tanto. Los significados de las coincidencias pueden descubrirse en el momento, como 30 años después”, explica el médico Eduardo Zancolli, autor del libro El misterio de las coincidencias.

El Principio de Sincronicidad no es un concepto nuevo: lo acuñó Carl Jung a principios del siglo XX, cuando intentó dar cuenta de una forma de conexión entre situaciones de la realidad que se enlazan de manera “a-causal”; o sea, que no responden a la tradicional lógica de la causa-efecto. Como esboza Zancolli, el psicólogo suizo concluyó que, en nuestra vida, se dan una serie de coincidencias con un significado y una fuerza tal de cambiar el propio destino.

Los especialistas concuerdan que la sincronicidad se puede manifestar a través de: las coincidencias significativas (pensar en alguna persona, y al segundo nos llama por teléfono), los patrones de azar significativamente relacionados (estar involucrado en situaciones similares muchas veces durante un año) y el Principio Conector Causal (cuando una solución aparente surge sin conector con el asunto en cuestión).

"Al encajar perfectamente en nuestras historias personales, las sincronicidades ofician como respuestas a dudas existenciales. Podemos ser meros espectadores, o suponer que existe un orden superior que nos pone en el camino de la vida las cosas que necesitamos saber para encontrar y elegir la dirección correcta", asegura Zancolli.

"A nuestra vida la gobierna la causalidad de la casualidad, o sea la sincronicidad", seguró Eduardo Zancolli, autor del libro El misterio de las coincidencias.

Deepak Chopra, pionero de la medicina mente-cuerpo, escribió en su libro Sincrodestino: “Las coincidencias dirigen y dan forma a nuestras vidas. Vivimos experimentando sucesos increíbles o asombrosos. Nuestro auto se descompone en una carretera desierta y el primer vehículo que pasa es una grúa. ¿Es posible considerar estos momentos como meras coincidencias? Por supuesto que sí, pero en un análisis más detallado también podemos decir que son atisbos de lo milagroso. No creo en las coincidencias sin sentidos; creo que cada coincidencia es un mensaje, una pista sobre un aspecto particular de nuestras vidas que requiere atención”.

Zancolli opina que la suerte favorece a las mentes preparadas, pero que la suma de coincidencias influyó, por caso, en la historia de la humanidad. “Nada de lo que ocurre en el mundo es fortuito o producto del azar”, define y ejemplifica evocando el caso de Alexander Fleming y el descubrimiento de la penicilina. "No sé en qué medida existe el azar… y si existe. Muchas de las cosas que consideramos azar es porque desconocemos su operatoria, e ingresamos allí en el terreno de lo mágico. Por ejemplo, los milagros se consideran así porque, en ese momento, desconocemos sus patrones. En ciencia, existen las leyes del caos, aquello que sale del equilibrio. En lo lineal, una pequeña causa tiene un pequeño efecto y una gran causa tiene un gran efecto. En las leyes del caos, una pequeña causa puede producir un gran efecto".

¿Se puede hablar, entonces, de hechos mágicos? Chopra considera: "Cuando vivimos valorando las coincidencias y sus significados, nos conectamos con el campo subyacente de posibilidades infinitas. A esto denomino 'sincrodestino', en el que es posible alcanzar el cumplimiento espontáneo de todos nuestros deseos. Debemos ingresar en la profundidad de nuestro interior y forjar conciencia de las coincidencias que hay afuera, en el mundo físico".

Cómo acercarnos a las sincronicidades

Según Zancolli, existen dos subtipos de sincronicidad. "El primero de ellos es el denominado ángel de la biblioteca, que es el hallazgo de libros y la unión especial que mantenemos con ellos. Decimos: ‘¡cómo me gustaría leer tal cosa!’, y a la hora alguien nos regala ese texto. El segundo, es la serendipidad’: en el campo de la ciencia hay coincidencias que originan descubrimientos importantes. La naturaleza ayuda a quien está preparado para interpretar algo y encontrar en ello lo nuevo. Pero hay que tener la formación para poder interpretarla", comenta.

Chopra dice: "Hay que tomar conciencia de las coincidencias mientras ocurren. Es fácil verlas en retrospectiva, pero si las descubres en el momento en que suceden, estarás en una mejor posición para aprovechar las oportunidades. Además, la conciencia se traduce en energía".

Que les parace ...muy interesanta verdad, si gustan pudeden dejar un comentario! Cariños- MARIUCH

jueves, 5 de noviembre de 2009